miércoles, 2 de octubre de 2013

Soñar o no soñar

Siempre me he considerado un soñador. Imaginar, pensar y vagar por un quizás. Me considero un pensador, pues disfruto dejando mi mente libre, eso sí, nunca me he considerado un gran pensador, quien empatice, disfrute o entienda con mis pensamientos que lo disfrute y quien los vea criticables, que los critique. Juzgadme vosotros.
Me siento estúpido, soy un soñador teórico, paso el tiempo soñando utopías y futuros diferentes sin luchar por ellos. Siempre me escudo en que cuando un sueño no lo puedes alcanzar, debes luchar para acercarte lo máximo posible a él; esta frase me ha servido para soñar en grande y luchar en pequeño. Me resulta irónica mi situación actual, como soñador teórico me dedico meramente a soñar que soy un luchador, que me preocupo menos por pensar las cosas y más por hacerlas, pero claro, todo queda en la imaginación.
Soy una persona que sueña demasiado, y su mayor pesadilla es seguir soñando. Pero soy demasiado cobarde.

martes, 1 de octubre de 2013

Perdón...Y gracias.

Hace tiempo que vengo pensando escribirte para pedirte perdón, pero a día de hoy creo que es mejor darte las gracias.
Una y mil veces he pensado cuantas cosas tengo que agradecerte y cuantos motivos por los que pedirte perdón.
Se que no es esto lo que debería hacer, que la mejor forma de devolverte lo que siempre me has dado sin miramientos es corresponder a tu generosidad, pero eso cuesta.
Y aunque vaya a darte las gracias, lo primero es pedirte perdón por no ser como querías, o quizás mejor por no ser lo que mereces, que es más de lo que nunca esperas.
Me gustaría darte las gracias por ser como eres, por ser generosa, fuerte, luchadora, íntegra, un modelo a seguir y una mujer a la que admirar, porque te quiero, y mucho, pero también te admiro, admiro tu capacidad para aguantar las patadas de la vida, tu fortaleza interior que día tras tría me has demostrado, admiro como siempre te has sacrificado por que yo tuviese lo que quería, por darme lo que necesitaba y enseñarme a valorar lo que tenía, gracias por darlo todo para alimentar mi sueño y dejarte la piel día día en tu realidad solo para que yo pudiese soñar. Y claro está, perdón por no haber aprovechado mi sueño, por no devolverte ese sacrificio en forma de resultados, siempre has invertido en mi, y rara vez te ha salido a devolver la inversión. Gracias por ser fuerte y enseñarme a serlo, gracias por enseñarme lo bueno de la vida y como disfrutar con lo que se tiene. Gracias por enseñarme todo lo que me has querido enseñar, y gracias por todo lo que he aprendido de ti, solo observando y escuchando. Y es que cuanto más crezco más me doy cuenta de lo mucho que vales, me doy cuenta de lo bien que me ha venido todo aquello que entonces parecía un fastidio. Y perdóname por todas las veces que te he decepcionado, por todos mis fallos y los dolores de cabeza que te he dado, que no son pocos. Eso sí, si te sirve de consuelo, piensa que hay algo que si has conseguido y con creces, me has enseñado a ser persona, y eso no tiene precio.

Te quiero Mamá!